El poder del aquí y el ahora. Mindfulness.

Zen stones

Normalmente vamos con el piloto automático puesto, sin prestar mucha atención a lo que hacemos, con cientos de pensamientos en nuestra cabeza (sobre el pasado, el futuro, lo que me gusta, lo que tendría que ser…) y entre todas estas cavilaciones se nos escapa el momento presente, que es dónde realmente vivimos y podemos hacer cosas.

¿Qué es el mindfulness?

Mindfulness se puede traducir como atención o conciencia plena. Con este término se hace referencia a técnicas procedentes en sus orígenes del budismo y las prácticas meditativas, que pretenden entrenar nuestra mente para aprender a estar presentes y conectados con el aquí y el ahora.

La atención plena es una habilidad que todos tenemos y empleamos cuando somos plenamente conscientes de lo que estamos haciendo, pensando o sintiendo (absorbidos por una actividad). Pero también podemos entrenar esta capacidad y aprender a utilizarla de una forma consciente, cuando nosotros lo necesitamos. Ej. Cuando voy al trabajo y necesito concentrarme a pesar de que estoy alterado porque me ha afectado algo personal o profesionalmente.

La atención plena es la participación y la presencia en el proceso de vivir.

Características de la atención plena.

Uno de los requisitos importantes para practicar mindfulness reside en la capacidad de la mente de observar sin juzgar, sin criticar. Esta capacidad está presente en todas las personas, pero debido a los condicionamientos culturales, observar sin juzgar es muy difícil.

La conciencia plena trata de observar los sucesos como ocurren, momento a momento, con curiosidad y aceptación de la realidad tal cual es. Observar la experiencia con la mente de un principiante, como si ocurriera por primera vez, nos libera de prejuicios y esquemas previos, permitiendo desapegarnos emocionalmente de la experiencia y ver otros puntos de vista.

La realidad se desarrolla momento a momento, cada instante aporta algo distinto al anterior, cada momento es único.

Para centrarnos en el momento presente es necesario tener la mente receptiva, abriendo un hueco entre el pasado y el futuro, liberándonos de preocupaciones y de anticipaciones.

Aunque es evidente que la vida requiere de una cierta capacidad para planificar y prepararse para el futuro, en ocasiones empleamos demasiados esfuerzos anticipando, explorando sin parar posibles escenarios. Esta tendencia no es sana, porque nos impide disfrutar del presente y nos produce excesiva ansiedad y estrés impidiéndonos ser eficaces.

Del mismo modo, la reflexión sobre hechos pasados nos permite aprender para el futuro, pero si le damos muchas vueltas a las cosas con una excesiva autocrítica y condena, puede llevarnos a la depresión.

Como la atención debe mantenerse en el aquí y el ahora, hay que orientarla hacia lo que está ocurriendo en ese momento: las sensaciones corporales, los sonidos, los olores , las emociones, los sentimientos, es decir, aquello que experimenta mente y cuerpo. No se trata de analizarlo ni de pensar sobre ello, sino sólo de vivirlo como es (no como me gustaría que fuera).

Se trata de intentar ser uno mismo, confiando en nuestra capacidad, sensibilidad y sabiduría, tomando contacto con nuestra parte más intima, con nuestra parte más profunda. Esto nos ayuda a vivir plenamente, de acuerdo a nuestra esencia, con autenticidad.

La atención plena no pone el énfasis en el resultado, sino en el proceso. El éxito no sólo depende de nosotros mismos, pero sí somos responsables de la motivación, intención y atención dedicadas a lo que estamos haciendo.

No busque sólo resultados, fíjese en el proceso e intente hacer lo que tenga entre manos lo mejor que pueda.

hacer lo mejor con el momento que tenemos

Beneficios de la práctica de mindfulness.

Con la práctica de mindfulness conseguimos centrarnos en el momento presente, consiguiendo que nuestra mente esté más concentrada y menos dispersa, lo que nos hace ser más eficaces en nuestras tareas.

Situarse ante la propia experiencia con una actitud de observar sin juzgar, permite acceder experiencia en su desnudez, sin sesgos, sin prejuicios. Esto supone una disminución de pensamientos en nuestra mente y un aumento de la sensibilidad hacia lo que está ocurriendo en el momento presente. La sensación se puede equiparar a la del agua en constante ebullición que de repente se calmara, experimentando una sensación de serenidad y claridad mental que esta metáfora recoge muy bien.

El aumento de la concentración trae consigo la serenidad y el cultivo de la serenidad nos conduce a un aumento de comprensión de la realidad.

Por otro lado, la paz mental conseguida a través de la disminución de pensamientos perturbadores sobre aquello que ni esta presente, ni podemos controlar, nos permite disfrutar más de la vida y de la existencia con todos los sentidos, sin perder la riqueza y los matices de cada instante.

 “Sólo existen dos días en el año en que no se puede hacer nada. Uno se llama ayer y otro mañana. Por lo tanto hoy es el día ideal para amar, hacer y principalmente vivir.”  Dalai Lama.               

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Os invito a que intentéis meditar en un minuto con el siguiente vídeo, ya que considero que puede ser una herramienta muy útil para nuestro día a día.

Acerca de María Quintanilla García

Soy psicóloga y el motivo de este blog es compartir mis conocimientos sobre psicología y psico-oncología. Me gustaría poder ayudarte a superar momentos difíciles en la vida, a comprenderte mejor y acompañarte en tu propio proceso de desarrollo y crecimiento personal.
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