¿Qué es el duelo?
Casi todos solemos asociar esta palabra a la muerte. Decimos que alguien está en duelo cuándo se ha muerto un ser querido, pero en realidad la palabra duelo explica todo un proceso emocional que puede abarcar diferentes situaciones relacionadas con la pérdida y que trataré de explicar en los siguientes párrafos.
El duelo es el proceso de adaptación emocional a cualquier pérdida de algo que es importante para nosotros. A veces es la muerte de un ser querido, pero a veces es una ruptura sentimental, la pérdida de algún amigo o de la confianza que teníamos en alguien. También la pérdida de un trabajo, la pérdida de la salud o incluso la pérdida de un proyecto o de un ideal, como por ejemplo el duelo por un hijo que no llegó a nacer, o un duelo por una persona que apenas conocíamos pero con la que nos habíamos ilusionado.
Todos tenemos pérdidas, por lo tanto todos a veces estamos tristes o pasamos por duelos a lo largo de nuestra vida.
¿Qué es lo que ocurre cuándo vivimos un duelo?
Voy a explicarlo con una metáfora:
Imagina por un momento que tu vida es una casa, una casa que hemos ido construyendo según nuestras experiencias. Esta casa tiene pilares y vigas maestras que la sustentan. Cuando perdemos algo muy importante en nuestra vida es como si un pilar de nuestra casa se hubiese roto, y si es un pilar fundamental, a veces la casa se desmorona y hay que reconstruirla. De pronto nos encontramos desolados y entre ruinas, nada parece servir o tener sentido. Después de gritar, enfadarnos o llorar nuestra pérdida comenzaremos poco a poco a reconstruir la casa, poniendo pieza a pieza. Algunos materiales antiguos siguen valiendo, pero a veces también se introducen nuevos materiales o se hacen algunas modificaciones con respecto a la casa original. Quizá, en este proceso de reconstrucción que nos hace plantearnos tantas cosas, decidamos cambiar algunas de ellas o buscar nuevos apoyos y es una oportunidad para el cambio.
Asimilar la pérdida y digerirla no es fácil, lleva su tiempo. La palabra duelo viene de dolor, porque es un proceso largo y doloroso que va desde la pérdida hasta la aceptación de lo ocurrido y la adaptación a la nueva situación. Para resolver adecuadamente el duelo es necesario comprender lo que ha pasado, el dolor que produce y el significado que tenía para nosotros eso que hemos perdido. El duelo se resuelve cuando somos capaces de aceptar la pérdida, incorporándola a nuestra historia de una forma saludable que nos permita seguir adelante con nuestra vida.
¿Todos los duelos son iguales?
Los duelos tienen cosas en común, pero las características del duelo dependen de la pérdida. No es lo mismo que la pérdida haya sido progresiva y la hemos ido elaborando a que haya sido de golpe. No es lo mismo perder a un hijo, que a un abuelo, o que a una pareja. Ni siquiera es igual perder a una pareja para todo el mundo, o puede que el duelo que viviste con una pareja no sea igual que el que viviste con otra (la relación que tenías con esas personas probablemente también era diferente). Tampoco se vive de la misma manera cuando una persona fallece que cuando la pérdida se produce por una ruptura o un distanciamiento.
Por lo tanto la forma de vivir el duelo no va a ser siempre la misma, pero trataré de describir a continuación algunas etapas que suelen darse en el duelo, aunque no siempre se dan todas ellas y no siempre se dan siempre en el mismo orden. No es un camino recto, hay avances y retrocesos.
Las etapas del duelo
Al principio, y sobre todo si ha sido una ruptura abrupta, es habitual sentir que eso no es real, que no nos está pasando. A nivel emocional puede que estemos en shock, que todavía no hayamos asimilado lo ocurrido y que sintamos bloqueo o confusión. Es habitual que sea difícil concentrarse, que nos sintamos dispersos, que nos cueste tomar decisiones y que la conducta en estos primeros momentos esté desorganizada.
Más adelante, es posible que nuestra cabeza busque soluciones o negociaciones. En el caso de una pareja, puede que intentemos cambiar para recuperar el amor perdido. En el de una enfermedad, puede que busquemos otras opiniones médicas o tratamientos, puede incluso que recurramos a Dios y le roguemos o prometamos a cambio de su favor divino. En definitiva, a veces nos negamos a aceptar la pérdida y luchamos para recuperar lo perdido. Las emociones podrían ir desde la lucha, el enfado, la frustración y la rabia, a la tristeza, la desesperación, la culpa, la derrota y la resignación. A menudo hay una mezcla de emociones que vienen y van y las personas se sienten en una montaña rusa emocional. Todos estos sentimientos son normales. Es imposible que ocurra algo que trastoque profundamente nuestra vidas y que no nos afecte.
En ocasiones las personas no son capaces de sentir y existe un bloqueo emocional. Puede incluso que haya una aparente normalidad y superación. No todas las pérdidas tienen por qué ser traumáticas pero cuando se produce una evitación emocional, consciente o inconsciente, esto nos impide comprender y procesar lo que nos ha pasado e incorporarlo en nuestra historia de vida de una forma saludable. En ocasiones los duelos no se curan: se enquistan, y salen a la luz más adelante.
La negación, el shock, la ira, la tristeza, impotencia, vacío, culpa, ansiedad, miedo, apatía, abatimiento, sentimiento de soledad o de abandono, confusión, insensibilidad, alivio, anhelo, incredulidad, las preocupaciones, las sensaciones de ahogo, de opresión en el pecho o un nudo en la garganta, son reacciones normales en un proceso de duelo y vivir las emociones es necesario para curar la herida. Si ponemos una tirita encima habremos tapado, pero no curado, esa herida. Aún cuando curamos cuidadosamente la herida, siempre quedará una cicatriz, pero el dolor no será igual al de una herida abierta.
¿Cuál es la fase final del duelo? ¿Cuándo termina el duelo? Cuando acepto la pérdida y tengo cierta serenidad con respecto al pasado. Poco a poco la vida se va normalizando y la energía se va dirigiendo hacia otras personas y actividades. A veces, incluso, se puede sentir agradecimiento por los buenos momentos vividos o por el aprendizaje que ha supuesto esta crisis.
¿Qué tareas hay que llevar a cabo en un duelo?
Según William Worden, psicólogo especialista en el tratamiento del duelo, hay que hacer las siguiente tareas para avanzar en el duelo:
- Aceptar la realidad de la pérdida
- Trabajar las emociones, el dolor que produce el pasado y el significado de lo perdido en nuestra vida. Puede que implique incluso reconstruir tu propia identidad. Cuando perdemos algo que amamos, perdemos una parte de nosotros que hay que rehacer ¿Quién soy yo ahora?
- Adaptarse a una nueva vida sin aquello que perdimos y enfrentarnos al dolor que nos produce el día a día. Esto, en ocasiones, implica asumir nuevas tareas o roles.
- Recolocar emocionalmente lo perdido y seguir viviendo.
Un duelo bien hecho te hace procesar tantas cosas que puede hacerte más sabio:
- Las personas descubren otra parte de sí mismas que desconocían, encuentran una valentía o fortaleza que no eran conscientes de tener o se dan cuenta de que, a pesar de todo, pueden salir adelante. No están solas porque se encuentran a sí mismas.
- Se aprende a priorizar. Las personas dejan de gastar tanta energía en pequeñas cosas superficiales por las que antes sufrían y lo realmente importante cobra más valor.
- En las relaciones de pareja rotas, un duelo bien hecho nos ayuda a comprender qué es lo que queremos en una relación y el qué no estamos dispuestos a permitir. Este análisis ayuda a no cometer las mismas equivocaciones en otras relaciones futuras.
Las personas que han superado un duelo, a menudo se vuelven más humanas, y dicha experiencia les ayuda a comprender el sufrimiento de otras personas y a ser más compasivas.
Aquí os dejo un fragmento de la película «En busca del valle encantado» en el que se refleja muy bien el duelo que el protagonista (Piecito) tiene que hacer por la muerte de su madre. En este fragmento vemos como el viejo «Hocicos» ayuda a Piecito con el enfado y la frustración por la muerte de su madre.