¿Quién soy? ¿Me conozco?

despertar

Creemos que sabemos quiénes somos, pero la verdad es que solemos ir de un lado para otro con prisas, estrés, dejándonos llevar por el ritmo frenético de la vida y las circunstancias. Y en ocasiones se nos olvida consultar el mapa, no sabemos cuáles son nuestras metas, la dirección en la que vamos.

Pasamos poco tiempo con nosotros mismos, poco tiempo de reflexión, lo que nos lleva muchas veces a un gran desconocimiento y vacío interior. No sabemos para qué estamos aquí, qué nos hace felices, qué es lo que queremos, cuál es nuestro potencial.

Creo que este es un tema muy importante y que tiene mucho que ver con la felicidad a largo plazo, es decir, con ese sentimiento de paz y satisfacción con uno mismo. El primer paso para sentirnos realizados es conocernos, conocer esa semilla que somos para poderla regar y verla desarrollarse y crecer.

Esto no es algo sencillo. Solemos acabar el colegio o el instituto e incluso la universidad sin saber quienes somos, qué es importante en nuestra vida y qué podemos hacer con todos los conocimientos que hemos adquirido. Muchas veces las enseñanzas que recibimos no tienen que ver con los problemas a los que nos enfrentamos a la vida real.

Vivimos en una sociedad en la que todo el mundo entiende que vayas al gimnasio para entrenar tus músculos. Pero si dices que estás trabajando “para transformarte en una persona más completa”, muchos te miran como si fueses “un rarito”. Yo no lo entiendo. ¿Acaso hay algo más importante? Alain de Botton.

Puede que estemos tan ocupados sorteando los obstáculos del día a día que olvidemos dar respuesta a una pregunta que tarde o temprano necesariamente vendrá a nosotros: ¿Qué es lo que da sentido a mi vida? Quizá nos la hayamos planteado en la adolescencia, en la crisis de los cuarenta o todavía no nos ha llegado el momento, pero la pregunta vendrá, porque al final «el propósito de la vida es una vida con propósito».

Vivir con autenticidad, siendo honestos con nosotros mismos, implica hacernos esta pregunta, tomar conciencia de nuestros principios y valores y comprometernos con ellos.

Parece algo sencillo, pero muy a menudo la gente se olvida de cosas importantes para hacer caso de las exigencias y presiones externas. Un ejemplo serían aquellas personas que absorbidas por el trabajo olvidan cuidar a su familia, amistades o incluso a sí mismas.

La cuestión está en encontrar un equilibrio que nos lleve a tener una vida armoniosa. Porque  si dejo de lado áreas importantes de mi vida para atender a otras más urgentes por mucho tiempo, aquellas que olvido se resentirán.

Por un momento, imagina que tu vida fuese un espléndido jardín y que cada planta es algo importante para tí (tu pareja, tus hijos, amigos, trabajo, salud, ocio…). Si no riegas una parte del jardín la planta se secará y cuanto más tiempo y atención dediquemos a una planta más bonita y saludable estará.

No solo es importante haber tenido un momento de lucidez en el que hemos podido ver la esencia de la vida claramente. Para que la reflexión tenga su efecto, debe estar presente en en nuestro día a día, dedicándonos espacios para recordarnos aquello que es importante. Por ejemplo, al levantarnos, respirar profundamente y decidir cómo y qué valores quiero que envuelvan mi día.

Una estrategia eficaz para mantenernos en la dirección que queremos, es revisar nuestros objetivos de vez en cuando, poniéndonos metas y dedicando esfuerzo a crear rutinas que nos enriquezcan y que cuiden aquello que es importante para uno mismo.

“Volví a sentir unas inmensas ganas de vivir cuando descubrí que el sentido de mi vida era el que yo le quisiera dar” Paulo Coelho.

 “Cualquiera puede revolucionar su vida si primero revoluciona la dirección en la que se mueve. “ Robin Sharma.

Si no soy consciente de mi esencia, de mis valores, me será difícil dominar las presiones, me dejaré llevar por los demás y las circunstancias. Por eso es tan importante el descubrirse, conocerse y tener muy claro quién es uno. Estos ideales son los que nos permiten tener confianza en uno mismo y fortaleza para perseguir nuestros sueños.

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Cuando la comunicación se hace difícil

conversar

Comunicación proviene de la palabra latina “COMUNIS” que significa poner algo en común. Implica un intercambio de información, experiencias, puntos de vista, opiniones y/o sentimientos.

La comunicación entre personas no es siempre fácil. El lenguaje es el medio de comunicación más complejo y sutil y es por eso que no siempre logramos comunicarnos con éxito y entendernos. Los malentendidos pueden originar deterioro en las relaciones personales y profesionales. Por este motivo creo que tomar conciencia de los problemas de comunicación puede ayudar a mejorar nuestra calidad de vida.

¿Cuándo la comunicación es difícil?

Al  interpretar lo que la otra persona nos dice como una amenaza (algo que daña nuestra autoimagen, pone en peligro la aceptación por parte de los demás o nuestro sistema de creencias), nuestro sistema de defensa se pone alerta, se movilizan nuestras emociones y la comunicación se hace difícil.

Cuando la emoción predominante es el miedo al rechazo, el estilo de comunicación suele ser PASIVO o INHIBIDO.

El miedo nos paraliza y nos inhibe, supone la falta de acción. Por eso, este estilo de comunicación se llama pasivo. Estas personas dirán a todo que sí, simplemente por evitar el conflicto. Las opiniones y deseos de los demás prevalecen sobre los propios ya que se opta por no manifestarlos o hacerlo con falta de confianza y determinación. El miedo les hace renunciar a sus derechos.

El no decir nada sobre algo que nos molesta, el dejar de hacer algo por miedo, o abordar una situación de forma poco directa, serían comportamientos que se corresponden con este estilo inhibido.Las consecuencias que tiene esta opción son la sumisión ante los deseos del otro y el sentimiento de frustración al no poder lograr los propios objetivos.

La inhibición nos puede hacer sentir impotentes y con falta de control sobre los acontecimientos, ya que nuestra capacidad de influencia es nula si no somos capaces de transmitir al otro aquello que nos molesta. La persona que no expresan sus sentimientos se puede sentir a menudo no tenida en cuenta o incomprendida.

Si no decimos las cosas que nos molestan en el momento, los sentimientos negativos pueden irse acumulando y explotar o trasladar la rabia a otra situación. Por otro lado, pese a que estas personas intentan mantener una buena relación, impiden que se avance en el grado de confianza mutua al no darse a conocer.

Inhibir sistemáticamente las opiniones, los deseos, las intenciones y la postura personal puede evitar problemas con los demás, pero acaba convirtiendo a quien así se comporta en un completo desconocido.

Aún cuando los demás hacen un intento por entender, tener que inferir constantemente lo que está realmente diciendo la otra persona es una tarea difícil y abrumadora que puede dar lugar a sentimientos de frustración, molestia o ira hacia la persona que se comporta de esa manera.

Cuando la emoción predominante es la rabia, surge un estilo de comunicación AGRESIVO.

En este caso uno se siente atraído hacia la confrontación. Se trata de vencer al oponente, de plantarle cara, de demostrar quién es el que tiene razón.

Una conducta agresiva en el estilo, el tono y el contenido del mensaje, permite una descarga emocional más o menos intensa que puede resultar satisfactoria en un primer momento. Es el estilo para discutir acaloradamente, imponer los puntos de vista propios sin que te importen los sentimientos de la otra persona.

La comunicación agresiva puede expresarse de forma directa o indirecta:

La agresión verbal directa incluye ofensas verbales, insultos, amenazas y comentarios hostiles o humillantes. El componente no verbal puede incluir gestos amenazantes, como esgrimir el puño, las miradas intensas e incluso los ataques físicos.

La agresión verbal indirecta incluye comentarios sarcásticos y rencorosos y murmuraciones maliciosas. Pueden golpear objetos, o realizar gestos agresivos mientras la atención de la otra persona se dirige a otro lugar.

La comunicación agresiva suele estimular el miedo o la rabia, según sean las circunstancias de la otra persona. Si produce rabia en el otro, la agresividad despierta agresividad y se producirá una escalada de poder, en la que, además de perder el objetivo, el resultado final será que os habéis herido el uno al otro.

Si la comunicación agresiva, produce miedo en el otro, esa victoria aparente tiene un precio alto. Crea mucho resentimiento en el vencido, ya que a nadie le gusta ser agredido, y con el tiempo puede dar lugar a conflictos en la relación. Por otro lado, puede dificultar la comunicación en el futuro. Es probable que la persona no se atreva a expresar libremente sus opiniones por temor a ser agredida nuevamente.

Por lo tanto, a medio-largo plazo, la conducta agresiva provocará una falta de confianza mutua que acabará por limitar o incluso acabar con la relación.

Además, las posibilidades de influencia de este tipo de comunicación son muy limitadas, ya que las personas necesitamos sentirnos libres para decidir. ¿Nunca os han dicho que no hagáis tal cosa o la otra y habéis sentido la necesidad de hacerlo? De poco sirve que alguien nos diga cómo se supone que debemos comportarnos, cómo debemos sentirnos, o cómo debemos vivir nuestra vida.

Cuando regulamos nuestras emociones, somos capaces de mantener un estilo de comunicación ASERTIVA.

Actuar asertivamente supone expresar y defender nuestras opiniones, pensamientos y sentimientos de forma directa y honesta. De esta manera dejamos ver a los demás lo que deseamos, pero mostrando respeto por ellos y sin ofenderles.

Este estilo de comunicación nos permite afirmarnos ante los demás y nos proporciona una sensación de seguridad y autosatisfacción. Es importante saber que este tipo de respuestas son las que tienen mayor probabilidad de ser efectivas a la hora de resolver determinadas situaciones y evitar conflictos mayores.

La asertividad consiste en alcanzar un punto medio en el que no vulneramos ni nuestros propios derechos (cómo en el estilo pasivo), ni los de los otros (cómo en el estilo agresivo).

Las personas no tenemos un estilo de comunicación puro. Dependiendo de nuestra personalidad, la situación y el contexto podemos expresar más o menos asertividad y manejo emocional. Como todas las habilidades se puede entrenar y aprender.

Ser asertivo tiene muchas implicaciones:

Defensa de nuestros derechos.

Todo el mundo tiene derecho a expresarse y a ser tratado con respeto, incluido uno mismo. Por eso a veces es necesario poner límites a las conductas y comentarios poco razonables e hirientes de los demás. Lo importante es hacerlo de una forma asertiva (a pesar de que nos estén tocando la moral), en lugar de atacar y entrar en una situación dañina para ambas partes, que no nos ayudará a conseguir nuestros objetivos.

Algunos de los derechos que más nos cuesta defender son:

  • Decir que NO a peticiones que no nos interesan.
  • Expresar desacuerdo y críticas constructivas.
  • Pedir favores.

Respetar los derechos del otro.

No hay que olvidar que la otra persona tiene los mismos derechos y que es libre de decidir qué opinar o qué hacer.

Saber expresar sentimientos positivos y de reconocimiento.

Una comunicación eficaz y asertiva implica también expresar sentimientos positivos hacia los demás, elogiando las cosas que nos gustan de ellos y reconociendo sus habilidades y las cosas que hacen bien.

Mostrar aceptación y afecto hacia los demás facilita una relación de confianza, un clima positivo y  aumenta la satisfacción mutua.

Por otro lado, debemos de tener en cuenta que ofrecer reconocimiento y cumplidos ante la conducta adecuada o gratificante del otro es una recompensa natural que aumenta la probabilidad de que se repita en un futuro.

A modo de resumen me gustaría que el lector se quedase con la siguiente idea:

Si cuando alguien va a contarnos algo de forma sincera, nosotros le decimos que menuda tontería o empezamos a hablar de nuestra experiencia antes de escuchar, la comunicación se cerrará. Para que otra persona nos confíe sus sentimientos de forma sincera y honesta debe de sentirse reconocida por el otro.

Si realmente queremos abrir un canal para la comunicación, debemos comenzar escuchando desde el respeto y la aceptación, intentando comprender las razones y los sentimientos de la otra persona.  Esto no supone necesariamente estar de acuerdo con ella, ni darle la razón, sólo supone hacer el esfuerzo de comprender su punto de vista antes de opinar.

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El vídeo de una gran chica que nos puede decir algo más sobre la autoestima.

¿Qué es lo que te define?

Todos tenemos grandes posibilidades, sólo tenemos que descubrir que es lo que nos caracteriza. Esto implica abrir la mente, tomar contacto con nuestra fortaleza interior y perder el miedo a explorar que es lo que somos capaces de hacer. Es una cuestión de confiar en uno mismo y afrontar los desafíos, dejándonos llevar por nuestros ideales y nuestro potencial.

La mayoría de la gente vive- ya sea física, intelectual o moralmente-en un círculo muy restringido de sus posibilidades. Todos tenernos reservas de vida en las que ni siquiera soñamos. William James.

A continuación puedes ver este interesante vídeo y profundizar más en relación con la autoestima, el tema de mi anterior artículo.

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La autoestima. Aprende a quererte.

¿Qué es autoestima?

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Auto– significa “a sí mismo”y, estimar significa “querer”, por tanto, autoestima es “quererse a sí mismo”.

Pero, de la misma forma que amar a alguien no significa que te guste todo de esa persona, querernos a nosotros mismos no significa verse como un ser perfecto y maravilloso, sino aceptarnos tal como somos.

Para tener una autoestima saludable, tenemos que conocernos, fijarnos en qué cosas nos gustan más de nosotros mismos y también cuáles no tanto, pero aceptándolas todas, porque forman parte de nosotros.

Todas las personas somos diferentes; todos tenemos cualidades positivas y negativas. Debemos aceptar que, con nuestras cualidades y defectos, somos, ante todo, personas importantes y valiosas. Intentando sacar el máximo partido a nuestros puntos fuertes conseguiremos sentirnos satisfechos y orgullosos de nosotros mismos.

¿Qué cosas ayudan a mejorar o mantener la autoestima?

Recuerda tus éxitos y tus logros.

Cuenta una historia que dos amigos iban caminando por el desierto. En algún punto del viaje comenzaron a discutir y uno de ellos le dio una bofetada al otro. Lastimado pero sin decir nada escribió en la arena: mi mejor amigo me dio hoy una bofetada.

Siguieron caminando hasta que encontraron un oasis donde decidieron bañarse. El  amigo que había sido abofeteado comenzó a ahogarse, pero su amigo lo salvó. Después de recomponerse escribió en la piedra: Mi mejor amigo hoy me salvó la vida.

El amigo que había abofeteado y salvado a su mejor amigo preguntó, cuando te abofeteé escribiste en la arena y ahora en la piedra ¿Por qué?

El otro amigo respondió:

Cuando alguien nos lastima debemos escribirlo en la arena donde los vientos del  perdón puedan borrarlo. Pero cuando alguien hace algo bueno por nosotros debemos grabarlo en piedra, donde ningún viento puede borrarlo.

Solemos darle muchas vueltas a nuestros errores o los de los otros. Pensamos más en aquello que nos falta que en nuestros éxitos y en las cosas que los otros hacen por nosotros o aquello que tenemos. Esto tiene un efecto en nuestra memoria. Se quedará más grabado en ella aquello a lo que más tiempo y esfuerzo dedicamos, llegando a distorsionar el concepto que tenemos de nosotros mismos, de los otros o de nuestra vida.

Nos tenemos que cuidar, recordando nuestros logros y lo que tenemos (grabándolo en piedra), porque es de ahí de donde sacaremos nuestros recursos, fortalezas y autoconfianza cuando tengamos que hacer frente a dificultades.

Construye una idea de ti mismo que no dependa exclusivamente de los demás, sino que se fundamente en lo que tú piensas de ti mismo.

Es imposible que gustemos a todas las personas y que siempre estén de acuerdo con nosotros, por eso es importante aumentar la confianza en uno mismo, actuando de acuerdo a lo que pensamos y sentimos, sin preocuparnos excesivamente por la aprobación de los demás.

Es verdad que hay mensajes de los demás que refuerzan o debilitan nuestra autoestima. Por eso, cuando otra persona nos hace un comentario (sea positivo o negativo) y nos afecta, es importante fijarse en si nos lo dice para ayudarnos o no.

En definitiva, se trata de construir una idea de ti que no dependa exclusivamente de los demás, sino que se fundamente en lo que pienses de ti mismo.

Una profesora en clase saca de su cartera un billete de 20 euros y lo enseña a sus alumnos a la vez que pregunta: «¿A quién le gustaría tener este billete?». Todos los alumnos levantaron la mano.
Entonces la profesora coge el billete y lo arruga, haciéndolo una bola. Incluso lo rasga un poquito en una esquina. «¿Quién sigue queriéndolo?». Todos los alumnos volvieron a levantar la mano.
Finalmente, la profesora tira el billete al suelo y lo pisa repetidamente, diciendo: «¿Aún queréis este billete?». Todos los alumnos respondieron que sí.

Entonces la profesora les dijo:
«Espero que de aquí aprendáis una lección importante hoy. Aunque he arrugado el billete, lo he pisado y tirado al suelo… todos habéis querido tener el billete porque su valor no había cambiado, seguían siendo 20 euros. 

Muchas veces en la vida te ofenden, hay personas que te rechazan y los acontecimientos te sacuden, dejándote hecho una bola o tirado en el suelo. Sientes que no vales nada, pero recuerda, tu valor no cambiará NUNCA para la gente que realmente te quiere. Incluso en los días en los que sientas que estás en tu peor momento, tu valor sigue siendo el mismo, por muy arrugado que estés.

Ser justos con lo que nos decimos.

El lenguaje no es la realidad, solo es una representación de la realidad. Un instrumento para manejar el mundo. Debemos ser justos con el lenguaje porque este da significado a lo que vivimos. ¡Cuidado con lo que nos decimos porque nos lo podemos creer!

El peligro de auto-sabotearse. Las palabras que te dices a ti mismo afectan a tu autoimagen y esta determina cómo actúas. Nos comportamos de una forma coherente a nuestra autoimagen, por lo que, lo que nos decimos, al final se convierte en una especie de profecía que se auto-cumple. Ej: si nos decimos que no seremos capaces de hacer algo, probablemente ni siquiera lo intentemos y si lo intentamos estaremos más pendientes de nuestro fracaso que de nuestro éxito. Cualquier obstáculo nos servirá para auto-confirmarnos que no éramos capaces.

Ante una determinada situación nuestra reacción emocional y nuestro comportamiento van a depender de lo que nosotros nos decimos.

Por ejemplo, si me digo que soy un fracasado.

  • ¿Cómo me sentiré?  Triste, abatido, sin energia.
  • ¿Qué motivación tendré? Poca, porque no me sentiré capaz.
  • ¿Qué eficacia tendré? Poca, porque ni siquiera lo intentaré.
  • ¿Cómo me verán los demás? Triste, desmotivado, sin chispa.

Para mantener una adecuada salud debemos tener un diálogo interno respetuoso y compasivo. 

¿Por qué es importante tener autoestima?

Los sentimientos que tenemos hacia nosotros mismos influyen en cómo vivimos nuestras vidas. Las personas que se quieren:

  • Se sienten mejor. SON MÁS FELICES
  • Confían en su capacidad de afrontar dificultades y mantienen una actitud más positiva ante los problemas.

Confiando en uno mismo, en su sensibilidad y en su sabiduría, cada persona asume su propia responsabilidad y puede vivir plenamente su vida.

“A veces no alcanzamos nuestros sueños por el simple hecho de que no nos atrevemos a intentarlos. La confianza no es arrogancia, sino la consciencia de que nuestras vidas son cortas y de que, en realidad, tenemos muy poco que perder cuando nos arriesgamos a luchar por lo que queremos”. 

Alain Bottom.

  • Son más optimistas.

El pensamiento positivo tiene un papel esencial en la motivación. Si pensamos en que algo es posible y visualizamos nuestro objetivo, sacaremos fuerzas para intentarlo, estaremos en el camino de conseguirlo.

  • Son más efectivas y productivas.
  • Son más independientes. No necesitan la constante aprobación externa, se comprometen con sus acciones asumiendo más responsabilidad sobre sus metas y deseos.
  • Encajan mejor las críticas ya que saben que su valor interno no depende de estas.
  • Se cuidan a sí mismos y a los demás. Si dirigimos toda nuestra energía hacia nuestros conflictos interiores no podemos dedicarla a otras muchas cosas valiosas.
  • Nos vemos y nos ven mejor.
  •  Tienen relaciones más sanas. Se sienten merecedoras de amor, lo aceptan y disfrutan de una forma saludable.

«La autoestima positiva es importante porque cuando las personas la experimentan, se sienten bien y lucen bien, son efectivos y productivos. Responden hacia los demás y hacia ellos mismos de una manera saludable y positiva. Saben que son capaces y se cuidan a si mismos y a los demás. No necesitan sentirse seguros subestimando o sintiéndose superiores a las demás personas.»     Nathaniel Branden.

María Quintanilla García.

                                                                                   

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¡BIENVENIDOS A MI BLOG!

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Hola! He creado este blog con la idea de compartir temas relacionados con el bienestar psicológico, el crecimiento personal y la superación de situaciones difíciles en la vida.

Es una andadura que comienzo con ilusión, porque para mi supone una forma para expresarme, de  seguir desarrollando mi profesión y sobre todo de llegar a la gente.

Espero que sea un espacio de enriquecimiento mutuo, que invite a la reflexión y que os ofrezca algunas herramientas/recursos psicológicos útiles para vuestra vida.

¡¡¡Bienvenidos!!!

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